Para tener un corazón y una mente puros necesitamos purificarlos.
Protegerlos cuando están limpios. Y limpiarlos cuando están sucios.
A veces, tras la toma
con ayahuasca se desencadena un proceso que parece dejarnos en un estado
más doloroso que antes de tomarla. Estos casos son los menos, pero no
por ello debemos dejar de aceptar que existen. Y como hemos visto que
pueden ser sumamente productivos para la persona cuando son aceptados y
bien llevados, tampoco queremos que se desprecien o se juzguen como
negativos. Aquí nuestra pequeña aportación.
Podemos citar un ejemplo de una persona que vino a ceremonia hace un
tiempo: Realizó tres tomas en su ceremonia. En los primeros momentos de
experiencia tuvo un sentimiento espiritual delicioso, vio ángeles y
algunas cosas divinas. Poco después la experiencia se enfoca en algunos
aspectos personales. Hacia la mitad de la ceremonia, y de ahí en
delante, entró a trabajar con su miedo más grande. Termina en paz,
contento, agradecido…un poco cansado también.
El mes que siguió a la
ceremonia fue uno de los más difíciles que ha tenido en su vida. Sentía
un temor constante, que lo hacía pedir ser acompañado todo el tiempo,
incluso en su propia casa. Veía a sus amigos y lloraba; les pedía perdón
por cualquier estupidez (así nos lo dijo). Si bien algunos cambios
fueron positivos porque respetaba mucho más a familiares y amigos, éstos
estaban asustados porque estas conductas no eran usuales en él: estaban
acostumbrados a verlo valiente y despreocupado. La experiencia con
ayahuasca había sido hermosa, pero el cambio en su vida cotidiana
parecía más bien negativo.
Una vez más, aclaramos
que el porcentaje de personas que tienen este tipo de dificultades tras
la toma con ayahuasca es pequeño. Las situaciones incómodas que pueden
tener: miedo constante, lloran, pierden el sueño, no pueden regresar a
su dieta habitual sin experimentar malestar corporal, sus creencias
pasadas les parecen absurdas o vacías, o sienten que su vida trascendió
carente de sentido.
El final de la historia
anterior es que nuestro amigo se puso en contacto con nosotros y nos
relató lo que estaba pasando. Platicamos, encontró la mayoría de las
respuestas en sí mismo y unas pocas en nosotros. Procesó muy bien su
material interior y un mes después se encontraba mejor que nunca.
¿Qué sucede en estos procesos y qué podemos hacer cuando los vivimos?
Primero es necesario
entender que el malestar que se experimenta tras la ceremonia es debido
al contacto con, o a la salida de, una toxina física o emocional. En el
caso anterior nuestro amigo se depuró de un miedo oculto pero muy
constante que tenía en su vida cotidiana; no parecía tan importante,
pero coartaba su libertad y paz interiores.
Lo mismo puede suceder
con el recuerdo constante de una agresión sufrida en la juventud o con
el miedo indefinido que nos ayuda a abandonar las creencias, las
actividades o las situaciones que están contaminando nuestra vida.
Cuando la persona se
queja de no poder tomar sus alimentos, preguntamos cuáles son los
alimentos que no pueden tomar: sin excepción, han sido carnes, grasas,
exceso de picantes o estimulantes (medicamentos, café, chocolate,
azúcar, alcohol o cigarrillos). Nunca hemos conocido a alguien que
tuviera problemas comiendo verduras, frutas, cereales y leguminosas
tras la ceremonia. O bebiendo agua.
El segundo aspecto que
podemos tomar en cuenta es que la medicina está actuando de una forma
que se parece un poco a la homeopatía: el malestar es debido a un
proceso de purificación, por lo que una intensificación de los síntomas
acelera la curación. Reconocemos esto en nuestros cuerpos cuando nos
sienta mal algún alimento: nos sentimos mal, sentimos el sabor del
alimento que nos causó malestar como si lo tuviéramos impregnado en la
boca, lo vomitamos y finalmente nos sentimos mejor. Cuando una emoción o
creencia nos sienta mal, puede suceder la misma situación: nos sentimos
mal, y nuestra vida diaria parece impregnada por la emoción o la
creencia que estamos eliminando, hasta que finalmente lo sacamos de
nuestro sistema y nos sentimos mejor. Podemos comprender que el proceso
funciona, tanto física como psicológicamente. Y podemos aprovechar ese
proceso cuando sabemos esto.
Hay placeres que liberan.
Y hay placeres que esclavizan.
Hay dolores que advierten.
Y hay dolores que depuran.
Nuestro corazón sabe reconocerlos. Así, sólo debemos escuchar y actuar sabiamente.
Guillermo Ruiz Colmenero.
estoy pasando por un proceso bien duro despúes de un mes de la toma de la abuelita y es el primero que encuentro que no es asociado a algo negativo mil gracias, me está ayudando a entender mi sanación!
ResponderEliminarHola! Tomé ayahuasca hace 3 días y no puedo dormir, vuelvo a entrar en el estado de ese día, durante el día estoy mal, nerviosa, angustiada y la estoy pasando muy mal. Alguien me puede ayudar?
ResponderEliminarHola, tomé ayahuasca por primera vez hace casi 3 meses y desde entonces he sufrido de ansiedad, ataques de pánico, despersonalización-desrealización y TOC existencial/filósofico. He ido varias veces a que me limpien, cierren, enraícen y equilibren, y aunque he mejorado bastante y me han recomendado no meditar ni nada relacionado, los síntomas no se acaban de ir del del todo, aunque si se han reducido notablemente y más o menos puedo llevar vida normal.
ResponderEliminarEs normal que el proceso sea tan doloroso y largo?Alguna recomendación sobre qué más podría hacer?
Un saludo y muchas gracias.
Hola, vendo Kambo y Rape. Consultas escribirme a: dasi@outlook.com.pe
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